¿Por qué es importante ver The Long Walk ahora?

The Long Walk fue escrita por Stephen King mientras estudiaba en la universidad, entre 1966 y 1977. Es su primera novela y, para muchos, una de las más significativas de su carrera.


 
¿Por qué es importante ver The Long Walk ahora?

La historia sigue a cien jóvenes seleccionados por sorteo para participar en una caminata sin línea de meta. Estos participantes deben mantener un ritmo constante de 4 millas por hora (6.5 km/h). Si bajan la velocidad, reciben tres advertencias; a la tercera, son ejecutados. Detrás de ellos marchan soldados armados, mientras el resto del mundo observa el espectáculo por puro entretenimiento. El último en quedar en pie gana una gran fortuna y un deseo que será concedido.

Aunque King escribió la novela a finales de los años sesenta, no se publicó hasta 1979. Ahora, 46 años después, su historia llega al cine, dirigida por Francis Lawrence, conocido por Los Juegos del Hambre.

La película se estrenó el pasado 18 de octubre en el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya en Sitges, y tuve la oportunidad de verla en una de sus primeras proyecciones. Llegará a salas comerciales el 21 de noviembre, y vale la pena experimentarla en cines: es una película que se siente, no solo se ve.

Lawrence ha mencionado que The Long Walk es su libro favorito de Stephen King. Después de dirigir varias distopías, asegura sentirse especialmente conectado con el tono y el mensaje de la obra. Mientras muchos califican a King de “pesimista”, Lawrence no lo ve así. “Necesitas sentir los kilómetros y el paso del tiempo, y sentir la degradación emocional, psicológica y física”, explica. “No iba a diluir eso ni a hacer que el estudio se sintiera demasiado cómodo con ello”. 

El director no es ajeno a las historias donde la resistencia humana y la crítica social se entrelazan. En Los Juegos del Hambre ya había explorado el espectáculo de la violencia televisada, y aquí lleva esa idea a su forma más pura y brutal. Su dirección consigue un equilibrio entre tensión, humanidad y horror, sin perder nunca el sentido del ritmo ni la empatía hacia sus personajes.

El elenco, aunque reducido, está cuidadosamente elegido. Cooper Hoffman, conocido por Licorice Pizza (2021) y Saturday Night (2024), aporta una presencia contenida pero emocionalmente intensa. A su lado, David Jonsson quien aparece en Rye Lane, 2023 y Alien: Romulus, 2024 sostiene la historia con una interpretación vulnerable y sincera. Ambos provienen de un cine más independiente, lo cual hace que sus actuaciones se sientan naturales, cercanas, y alejadas de los estereotipos del cine comercial. Esa decisión de casting permite que la audiencia conecte con ellos desde la autenticidad, no desde el espectáculo.

Pero ¿por qué The Long Walk resulta tan relevante hoy? Su retrato de una sociedad que consume el sufrimiento ajeno como entretenimiento resuena más que nunca. Vivimos en un mundo donde tragedias reales, las noticias sobre Palestina e Israel, los tiroteos masivos en Estados Unidos o las desapariciones en México, son transmitidas, compartidas y olvidadas con rapidez, desplazadas por la siguiente tendencia mediática.

Por eso, el estreno de esta película llega en el momento perfecto. The Long Walk no solo plantea una crítica al espectáculo de la violencia, sino también una reflexión sobre la insensibilidad colectiva ante la muerte y el dolor. Nos obliga a preguntarnos cuántas cosas estamos dispuestos a aceptar como sociedad, y hasta qué punto la violencia se ha convertido en una forma más de entretenimiento. 

Más allá de la crítica social que tiene la película , The Long Walk me conmovió profundamente por su manera de contar el sufrimiento humano con la belleza visual y la precisión sonora. La música funciona perfectamente, siguiendo cada paso, silencio, conversación y relación que tenían los personajes. La cinematografía logra que el espectador no desvíe la mirada en ningún momento. Probablemente una de las películas que más me marcaron del 2025, una obra que se queda caminando contigo, incluso cuando aparecen los créditos. 

La película también funciona como una poderosa pieza de cine social. King escribió el libro durante la Guerra de Vietnam, y medio siglo después, la historia conserva una vigencia impresionante. En el mundo de The Long Walk, quien no jura lealtad a la bandera estadounidense es ejecutado: una metáfora brutal sobre la obediencia, la violencia institucional y la falsa libertad.

Y aunque se trate de una distopía, no está tan alejada de la realidad. Vivimos en una época en la que la libertad de expresión parece cada vez más frágil. Basta con mirar casos recientes en Estados Unidos: personas que, tras criticar públicamente a figuras políticas o mediáticas como Charlie Kirk en redes sociales, enfrentaron amenazas, despidos o campañas de acoso. La línea entre censura y control social se vuelve más delgada cada día.

The Long Walk nos recuerda precisamente eso: lo rápido que podemos normalizar la crueldad y lo fácil que es mirar hacia otro lado. En tiempos donde el entretenimiento y la violencia se confunden, esta película no solo se siente necesaria, sino urgente.