La Unión Europea condena las prácticas no remuneradas como una forma de explotación

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Estudiantes realizando prácticas, Pixabay.

El Europarlamento cree que las prácticas pagadas ayudarían a recuperar la salud mental de los estudiantes y a mitigar el impacto económico de la covid

La Unión Europea condena las prácticas no remuneradas como una forma de explotación

Imagen de banderas de la UE, Pixabay.

«La no remuneración de los períodos de prácticas es una forma de explotación de trabajadores jóvenes y una violación de sus derechos». El Parlamento Europeo reivindicaba el pasado jueves 17 de febrero la aprobación de una resolución que condenaba las prácticas, tanto profesionales como formativas, no remuneradas. 

El texto emitido por el Europarlamento solicita a la Comisión Europea y a los Estados miembros que propongan unas leyes compartidas para garantizar la remuneración de los períodos de prácticas. 

El comunicado del Parlamento Europeo también añade que la salud mental debe ser una «parte integral» de la recuperación post pandémica e insta a tomar medidas para empoderar a la juventud y mitigar el impacto económico y social de la covid. 

Estas premisas son las que ha tenido en cuenta la institución y que ha llevado a pensar a sus miembros que las prácticas remuneradas podrían ayudar a la recuperación de la salud mental de los estudiantes. En este sentido, el eurodiputado y presidente de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, Dragos Pislaru, pidió «una ayuda más eficaz para encontrar un trabajo o recibir educación de calidad ajustada a la realidad de los mercados laborales». 

Propuestas 

El texto de la Eurocámara plantea la creación de un espacio digital que fusione las plataformas existentes del Portal Europeo de la Juventud, Europass y Eres con el objetivo de que se convierta en un punto de asistencia e información sobre empleo, prácticas y apoyo económico, entre otros. 

La resolución también añade que «los jóvenes deben desempeñar un papel fundamental en la configuración de las políticas sociales» y que, por este motivo, los países miembros deben impulsar la integración de la juventud en  el mercado laboral.

Frente de Estudiantes

En lo que respecta a las prácticas, el Frente de Estudiantes (FdE), un sindicato democrático y organizado que lucha por la educación pública, de calidad y gratuita a todos los niveles, considera que el componente formativo de estas no puede ser pretexto para la precariedad y no exonera al derecho de una justa remuneración. «El resto de los trabajadores adquieren experiencia en su labor: si el estudiante está desempeñando un trabajo deberá cobrar lo mismo que los compañeros de la plantilla» apunta el Fde.

No obstante, el sindicato estudiantil cree que la decisión del Parlamento Europeo está cargada de intenciones. «En realidad, no responde a la reivindicación estudiantil de laboralización y remuneración: sencillamente se regulan y validan escenarios en los que el estudiante está de facto trabajando, pero de forma infrarremunerada», apuntan desde el FdE.

Manifestación estudiantil, Pixabay.

El FdE también señala que la remuneración de las prácticas no debe nacer de lo que establezcan las distintas universidades, sino que debe darse con base en el convenio colectivo del sector en el que se estén haciendo. «Debe asegurarse que a igual trabajo hay igual salario» recalca. «Es importante situar que más allá del calado formativo se está desempeñando trabajo y ha de remunerarse como tal».

El sindicato destaca que las prácticas también se pagan. «Si hablamos de prácticas curriculares integradas en la matrícula del curso, se rigen por el mismo mecanismo de pagos que las asignaturas, a lo que en algunos casos se suman gastos de manutención o transporte».

¿Qué opinan algunos estudiantes encuestados?    

Tras preguntar a una muestra de estudiantes, tanto de ciclos formativos como grados universitarios de centros públicos y privados, la mayoría se posiciona a favor de la resolución del Parlamento Europeo. Esta misma parte de la muestra, sin distinción entre centros públicos y privados, coincide en que recibir un salario a cambio de las prácticas profesionales supondría un aliciente y una ayuda económica.   

Mientras que parte de los encuestados afirman estar de acuerdo con la cantidad económica que les pagaron, la mayoría manifiesta que fue insuficiente en comparación con el número de horas trabajadas. «Para mí lo justo sería una cantidad acorde a las horas que se realizan las actividades en el centro de prácticas, teniendo como referencia lo que se cobraría si se tratase de un contrato de trabajo en vez de un convenio de prácticas», declara uno de los estudiantes preguntado. 

«En mi opinión, la no o baja remuneración para el estudiante de prácticas es una forma total y absoluta de explotación y la que no se debería permitir bajo ningún concepto, ya que solo hace más que alimentar la rueda de la precariedad laboral y la brecha salarial» añade otro de los encuestados.

No obstante, la muestra también refleja opiniones contrarias. Un pequeño porcentaje del total manifiesta que las prácticas profesionales no deberían ser remuneradas. «Creo que es parte de la enseñanza, igual que no te pagan por aprender en clase no tienen porqué pagarte por estar aprendiendo. Para mí es como una asignatura más del ciclo solo que de manera práctica en un sitio real con profesionales reales». 

Más de la mitad de los estudiantes preguntados coincide en que una remuneración justa oscilaría entre los 200 y 300 euros mensuales. Otras opiniones apelan al Salario Mínimo Interprofesional, que a día de hoy se encuentra en los 1.000 euros, como la cantidad en la que basarse a la hora de determinar la remuneración. 

Encuesta realizada por el medio a estudiantes de instituciones públicas y privadas.

La responsable de prácticas del medio de comunicación digital Post United, Rosa Pifarré, declara que las prácticas curriculares son una oportunidad excelente para pasar de las clases a la realidad. Según Pifarré: «la empresa que acoge a un alumno también invierte tiempo en formarle». 

En este sentido, la responsable considera que la formación profesional que reciben los estudiantes al realizar prácticas es una forma de remuneración suficiente y que una económica no sería necesaria.